Para los amantes de la naturaleza el bosque Valdiviano es lo más parecido al mítico jardín del Edén.
El bosque Valdiviano, cápsula del tiempo.
Cuando uno se haya inmerso en la tupida espesura de la Selva Valdiviana, en un claro abierto por un gran árbol caído o en la vera de uno de los arroyos que atraviesan el bosque primario, tiene la sensación de encontrarse en un mundo perdido, una especie de cápsula del tiempo que nos recuerda cómo debió haber sido el planeta en otras épocas. Lo exótico de las plantas y animales, los intrigantes sonidos de las aves, la apabullante riqueza de vida que nos rodea por todas partes nos provocan una maravillosa sensación de regreso al hogar primigenio. No en vano, la evidencia científica demuestra que una parte importante de ésta jungla logró sobrevivir a la edad de hielo y sigue siendo muy parecida a cuando se originó hace unos 200 millones de años, en lo que en aquella edad remota era el gran continente de Gondwana.
La Selva Valdiviana, gran portón de entrada a la Patagonia, es un auténtico regalo de biodiversidad. En ella conviven árboles laurifolios de hojas grandes y brillantes junto a coníferas milenarias y una exuberante vegetación tropical de helechos gigantes, musgos, líquenes y trepadoras que lo inundan todo con su eterno verdor. Poblada por insólitos seres como el monito de monte o la ranita de Darwin y siempre animada por el murmullo de las aguas de sus arroyos y el alegre trino de pintorescas aves como el hued hued, el chucao o el carpintero pitío…
Paisajes de increíble belleza escénica prácticamente vírgenes: playas infinitas, roqueríos llenos de vida, lagunas de aguas cristalinas, caudalosos ríos y bosques prístinos que albergan ecosistemas únicos.
Lugares en los que resulta especialmente fácil y mágico entrar en sintonía biótica. Un mundo que vibra armónicamente desde hace millones de años y en el que milagrosamente aún quedan espacios que han logrado sobrevivir intactos a la presencia humana.
Ubicación y características

El bosque templado valdiviano, es una región biogeográfica considerada como uno de los 35 puntos calientes de biodiversidad más importante del planeta por el elevado número de especies que alberga su ecosistema.
El bosque lleva el nombre de la Ciudad de Valdivia, en el sur de Chile, que a su vez fue bautizada con el nombre de su fundador, Pedro de Valdivia.
La Ecorregion Bosque Valdiviano está ubicada en América del Sur. Cuenta con unos 240.000 km2 entre el paralelo 37º S y el 48º S abarcando partes de Chile y Argentina. Sólo unos 110.000 km² aproximadamente mantienen su cubierta vegetal original.
No obstante, su extensión depende de la fuente consultada, no hay un dato oficial de sus dimensiones porque no existe un acuerdo general en cuanto a qué tipo de bosques se incluyen. La mayoría de los expertos consideran dentro de la Ecorregión a las formaciones arbóreas con predominio de angiospermas siempreverdes de hojas anchas y brillantes (laurifolias) pero hay divergencias entre si incluir o no a los bosques caducifolios de clima mediterráneo y a los bosques de coníferas. En el mejor de los casos, hablamos de cuatro ecosistemas forestales: los bosques de hojas de laurel, los bosques caducifolios, los bosques andinos patagónicos y los bosques patagónicos del norte.

Estos bosques de clima oceánico se caracterizan por vivir en zonas templadas cercanas al océano con temperaturas promedio entre 2 grados y 12 grados centígrados y por recibir una gran cantidad de lluvia. No obstante, las temperaturas de la Ecorregión Bosque Valdiviano, son mayores en unas zonas que en otras, la temperatura media anual de la ciudad de Valdivia, por ejemplo, varía de 5 °C a 22 °C, muy pocas veces baja a menos de -0 °C o sube a más de 27 °C.
Una parte de la Selva Valdiviana está considerada como “bosque antiguo” o “Primario”. Esto es debido a que mantiene las condiciones primigenias de hace millones de años y porque como la presencia humana no ha sido tan intensa, aún quedan zonas vírgenes o muy poco deterioradas.
Chile, con apenas 110 .000 kilómetros cuadrados cuenta con la mayor extensión mundial de bosque templado intacto del mundo. Y uno de los más especiales por su belleza, su biodiversidad y porque es uno de los ecosistemas con mayor número de endemismos del orbe: el 90% de los géneros de sus plantas, el 76% de sus anfibios, el 50% de los peces de sus ríos y lagos, el 33% de sus mamíferos sólo existen en esta región del planeta.
La relación de este bosque lluvioso con la fauna es especialmente estrecha: sus afinidades tropicales hacen que cuente con un elevado porcentaje de mutualismos entre plantas y animales,el mayor número de plantas polinizadas y dispersadas por animales de todos los bosques templados del mundo. Más del 60% de los árboles producen frutos carnosos. Estas plantas leñosas decidieron hace millones de años que sus semillas fueran dispersadas por animales para reproducirse y colonizar nuevos lugares. Muchos de ellos pájaros que pueden volar rápidamente a grandes distancias. Es el caso del olivillo, cuyas semillas sólo pueden germinar si antes han sido consumidas por ciertos pájaros, que se sepa, el zorzal patagón (Turdus falcklandii). O el del quintral de maqui (Tristerix corymbosus), una planta que crece sobre las ramas del maqui (Aristotelia chilensis) y que ofrece sus exquisitos frutos al monito de monte para que los defeque sobre las ramas del futuro árbol que será su anfitrión. De sus bayas se extrae un pegamento llamado viscina, La misma sustancia pegajosa que tras pasar por el sistema digestivo de éste simpático marsupial, el monito de monte, hace que sus semillas se queden adheridas a las ramas.
Especies singulares del bosque Valdiviano

La Ecorregion es el hogar de animales singulares como el pudú, la especie de ciervo más pequeña del mundo, el monito del monte, marsupiales arbóreos, o el kod kod, o güiña, la especie de gato salvaje más pequeña de América del Sur. En el bosque templado lluvioso de Valdivia, vive también el pájaro carpintero más grande de Sudamérica, el pájaro carpintero magallánico.
Aquí también habitan algunas de las especies arbóreas mas longevas y antiguas del planeta como los alerces, los olvillos y las araucarias.
Los alerces se parecen a las secuoyas gigantes de América del Norte y pueden vivir hasta 4.000 años. En la Selva Valdiviana se encuentra el segundo organismo vivo más antiguo con edad verificada del planeta. Este alerce es conocido como el “abuelo del mundo”. Está en el Parque Nacional Alerce Costero y fue medido por recuento de anillos. Ahora tiene más de 3.649 años.
Los Olivillos, árboles godwanicos, que se encuentran en las laderas occidentales de la región costera Valdiviana, pueden vivir más de 300 años. VER OLIVILLOS
También es el hogar de la araucaria, otra especie endémica de la región. Un árbol que existe desde que los dinosaurios deambulaban por la tierra. Con diámetros de hasta 4 metros y alturas de 40 metros, algunos ejemplares pueden llegar a los 60 metros de altura.
En cuanto a los ecosistemas marinos y fluviales, sus costas y ríos son el hogar de infinidad de formas de vida: “mariscos” como los apreciados locos, el piure, la macha o los erizos, peces como el róbalo, el salmón, el pejerey, la sierra o pequeños y grandes mamíferos como las nutrias, los lobos de mar, los delfines o los grandes cetáceos como las ballenas azules y jorobadas que se pueden divisar de cuando en cuando desde la costa.
Historia del bosque Valdiviano

Muchas de las plantas que se encuentran en la selva Valdiviana también se encuentran en las selvas tropicales de Australia, Tasmania y Nueva Zelanda.
Esto es así porque la historia de éste bosque comenzó hace 200 millones de años, cuando el súper continente Pangea se divide en dos: Laurasia al Norte y Gondwana al Sur, formado éste último por las actuales Sudamérica, Australia, Nueva Zelanda, Madagascar, India, Antártida y África. En aquella época, el clima de Gondwana era tropical, con elevadas temperaturas y mucha humedad, factor propicio para la aparición de bosques tropicales por todo el continente.
Durante el Cretácico, Gondwana se dividió a su vez y Sudamérica, Australia, Nueva Zelanda, Madagascar, India y África se desplazaron hacia el Norte, su clima fue cambiando hasta alcanzar una sequedad que hizo que fueran desapareciendo los bosques tropicales pues éstos necesitan de mucha humedad. La antigua vegetación de origen gondwánico sólo pudo sobrevivir en algunas pocas zonas en donde siguió habiendo una temperatura templada y gran aporte de humedad. Es el caso de Chile, entre los 35º y los 43º 30’ de latitud Sur, en la cordillera de la costa, llamada Cordillera de Nahuelbuta y desde el Río Biobío hasta a la Isla de Chiloé. En ésta zona, la temperatura es moderada y existe una elevada pluviosidad gracias a las borrascas del Pacífico que son empujadas por los vientos del oeste.
Durante el Pleistoceno se produjo un “efecto isla biogeográfica” que preservó a la Selva Valdiviana de las glaciaciones: al Oeste y al Sur por el Océano Pacífico, al Norte, por la zona de clima mediterráneo con sequía estival y al Este por la Cordillera de los Andes consiguieron proteger al bosque de los hielos glaciales.
Una vez pasada la última glaciación, desde esta “isla” se recolonizó la zona andina adyacente hasta poblar la totalidad de la actual Ecorregión.
Desde un punto de vista antropológico se echan en falta más estudios científicos e históricos sobre la realidad y forma de vida del pueblo originario que habitaba en éste lugar y parte de cuyos descendientes aún viven en la zona: los Huilliches, rama austral del pueblo Mapuche. Y eso, a pesar de que existen yacimientos arqueológicos con restos de cerámica bastante bien conservada con los que se han logrado reconstruir perfectamente objetos de uso cotidiano y también vestigios de inscripciones rupestres hallados en cuevas de la zona.
Protegiendo para revitalizar

El Bosque Antiguo Valdiviano, una joya única con la que debemos y queremos seguir disfrutando
Consideramos muy valioso, inteligente y útil para todos que podamos seguir disfrutando de éstos paraísos naturales, por ello, el principal objetivo de la Fundación Legado Primario es contribuir a su preservación.
